Pensamiento de segundo orden

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Pablo Soto Bevilacqua
2 min de lectura

Algunas decisiones parecen acertadas al principio, pero con el tiempo resultan ser pérdidas. Lo que ahora parece una inversión, más tarde se convierte en un lastre. Lo que antes parecía una buena decisión, ahora es una mala. El pensamiento de segundo orden es una herramienta que te ayudará a examinar los efectos a largo plazo de tus decisiones.

La mayoría de la gente se detiene en el pensamiento de primer orden. El pensamiento de segundo orden es necesario para tomar decisiones que perduren en el tiempo. Debemos asegurarnos de aceptar las consecuencias a largo plazo de nuestras decisiones de hoy.

¿Cómo usarlo?

Usar el pensamiento de segundo orden puede ser un ejercicio puramente mental o puedes escribirlo en un papel.

Considere una decisión que debe tomar. Comience por analizar las consecuencias más inmediatas de tomarla: el primer orden.

Luego, para cada efecto, pregúntate: "¿Y luego qué?". Así es como examinas el segundo orden de las consecuencias de esta decisión. Puedes repetir esto para tantos órdenes como te resulte práctico.

Alternativamente, piense en la decisión en diferentes plazos. Pregúntese: ¿Cuáles serán las consecuencias de esta decisión en...

  • ¿10 minutos?
  • ¿10 meses?
  • ¿10 años?

De esta manera podrás pensar en las consecuencias a corto, mediano y largo plazo de tu decisión.

Puedes aplicar el pensamiento de segundo orden a decisiones importantes (p. ej., comprar una casa), pero también a decisiones pequeñas, aparentemente mundanas (p. ej., comer un pastel). Es una herramienta muy universal, relevante no solo en la vida personal, sino también en los negocios o en la formulación de políticas.

El pensamiento de segundo orden en la práctica

Exploremos cómo se ve el pensamiento de segundo orden en acción. Consideremos la decisión de comprar una casa fuera de la ciudad.

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